"Quien no realiza trabajos prácticos ni experimentos nunca alcanzará el más mínimo grado de maestría"
Geber - Jabir ibn Hayyan
806-816 d.C.
La palabra elixir proviene del árabe al-iksir, y a su vez del griego xērion, que significaba originalmente “polvo seco medicinal”. Con el tiempo, el término pasó a describir una sustancia capaz de transformar, purificar o sanar, tanto en el cuerpo como en el espíritu. En la tradición alquímica y espagírica, un elixir es mucho más que un preparado líquido: es una medicina integral que busca reunir todos los aspectos esenciales de la planta, purificados y elevados.
Un elixir canónico es una preparación que reintegra los tres principios filosóficos de la materia:
Sal (el cuerpo): las sales minerales purificadas, obtenidas por calcinación de la parte vegetal seca.
Azufre (el alma): los aceites esenciales o principios activos más sutiles, generalmente extraídos por destilación o maceración.
Mercurio (el espíritu): el alcohol, que actúa como vehículo y portador de las virtudes de la planta.
A diferencia de una tintura alcohólica tradicional (que es solo una extracción parcial) o de un extracto técnico (concentrado y frecuentemente desvinculado del ritmo vital de la planta), el elixir espagírico es el resultado de un proceso alquímico completo. En él se purifican, transforman y reintegran los componentes espirituales, anímicos y materiales de la planta.
Además, en muchos elixires tradicionales se incorporan azúcares naturales (como miel o azúcar integral) no solo para estabilizar el preparado y mejorar su conservación, sino porque cumplen una función simbólica y energética: representan la capacidad de suavizar, abrir y “nutrir” al espíritu, haciendo más accesible el remedio al cuerpo y a la conciencia.
Por eso, un elixir suele tener un contenido reducido de alcohol en comparación con una tintura, resultando más suave al paladar y más adaptable a distintas constituciones. Su sabor, su aroma y su efecto reflejan esa búsqueda alquímica de lo armonioso, lo sutil y lo transformador.
¿Fantasía o realidad?
Un elixir no es magia en el sentido de fantasía, sino en su raíz verdadera: ars magica, el arte de operar con las fuerzas naturales y espirituales para provocar una transformación. La alquimia auténtica no convierte plomo en oro físico, sino lo denso en sutil, lo inconexo en uno, y lo enfermo en sano.
El elixir espagírico es, así, una medicina viva:
Que conserva los principios activos de la planta
Que expresa su cualidad energética
Y que invita al cuerpo y al alma a un proceso de integración
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